lunes, 3 de noviembre de 2008

JOSÉ LUIS MANGIERI

Las rosas se asoman insistentes en el aire azul.
¿Nos están permitidas sin traicionar la memoria?
El recuerdo es tan poca cosa para tanto pasado,
para tanta vida sobre el abismo.
¿Es este otro vino, otro el amor?
¿O todo es un río solitario que deja a algunos en la orilla
crucificados en la injusticia de la muerte temprana?

Sobre las rosas soldados de hielo desaparecen
llevados por el río
y nosotros olfateamos la vida
como animales desbarrancados pero vivos.
Aullamos los nombres de la batalla
pero la guerra ha terminado.

Las antiguas banderas flamean
en la tormenta de nuestro corazón.

Descansen en paz los compañeros
bajo una tierra sembrada de sal
sobre la cual comenzamos a pelear contra el olvido.

José Luis Mangieri, de "Poemas del amor y la guerra", Ediciones en Danza, 2008.


José Luis Mangieri nació el 14 de diciembre de 1924 en Bs. As. Dicen que se murió el 1º de noviembre. Me niego a creer la noticia. Pienso que se fue a tomar ginebra por ahí, a descubrir nueva poesía a la luna, para volver con marcianos poetas a presentar una antología en la Plaza de Mayo, y a juntarlos con "sus chicos" y "sus chicas" terrestres poetas a comer un asado.
Pienso que si llega a leer esto me diría: -nena, dejate de joder!, sos una paisana nostalgiosa, con pajaritos en la cabeza, avivate!.
Un hombre generoso, bienaventurado por la pasión, y con su humor tan Mangieri.
Mangieri periodista, poeta, editor, promotor cultural, militante político. Que desde 1962, a pura prepotencia de trabajo, no dejó de publicar a través de los proyectos editoriales: Ediciones Horizonte, La Rosa Blindada (nombre en homenaje al libro de González Tuñón) y Libros de Tierra firme.
Autores como: Juan Gelman, Raúl González Tuñón, Octavio Getino, Ernesto Che Guevara, Bertolt Bretch y Antonio Gramsci, entre otros, fueron publicados en la Rosa Blindada, entre 1964 y 1966 cuando fue clausurada por la dictadura de Onganía. Después fue cerrada por la dictadura militar de 1976.
A comienzos de los 80´, creó la editorial de poesía Libros de Tierra firme, una de las más importantes del país y de latinoamérica. Allí hizo circular la poesía de Juana Bignozzi, Fabián Casas, Marcelo Díaz, Ana Porrúa, Laura Yasan, Martín Prieto, Ricardo Costa, Irene Gruss y Jorge Fondebrider, entre infinidad de autores.
Llegó a hipotecar la casa de Mercedes al 900 de Floresta, heredada de su padre empleado municipal, para financiar el libro "Interrupciones" de su amigo Juan Gelman.
Mangieri no se murió, blindó la rosa en tierra firme, con ideas, poesía, discos.
En 1996 tuve la suerte de conocerlo en mi pueblo, vino a apadrinar el 1º Encuentro de titiriteros. Llenó la Biblioteca Popular de sus libros.
Pude escuchar sus anécdotas en sobremesas de mesas largas en el patio de La Romanina. Donde lavaba los platos de puro terco aduciendo que su compañera era feminista y lo había adoctrinado, y decía que las mujeres que usabamos lentes éramos peligrosas.
Por el 97´volví a verlo en su casa, fuí con la poeta Mariela Lupi y amigos, nos regaló muchos libros y anécdotas, en esa casa de techos altos, galería y patio repleto de plantas.
Una de las últimas veces que hablé con él por teléfono, fue en 1998, cuando comencé a estudiar periodismo en La Plata.
Recuerdo que me dijo:-nena, la semana que viene llega Juancito (Juan Gelman) a Bs. As., venite a casa así lo entrevistás.
Le respondí que no, que lo admiraba tanto a Gelman que no iba a poder articular ni un hola. Ante mi negativa él insistía:- dejate de joder, sos una paisana, sacate el campo de adentro, a uds. los del interior hay que avivarlos, cómo te vas a perder la oportunidad de conocerlo a Juan!.
Mangieri no podía entender cómo me podía negar a conocer a uno de los poetas que más admiraba.
Gracias a él leí primeras ediciones de Violín y otras cuestiones, Interrupciones, etc. O ví convertida en cenicero la última botella de ginebra que se había tomado con su amigo (tenía la costumbre de llevar botellas a un artesano de vidrio para que las moldeara con calor para reciclarlas en algo útil).
No logré ir a entrevistar a Gelman, me venció el susto de no llegar a articular palabra.
Ahora me diría:-nena, dejate de joder con la nostalgia!. Es cierto...
Mangieri, no se murió. Repito.
Mangieri se fue a tomar ginebra, a poetizar un paraje ignoto, o saturno.
Preparemos un asado con mucho vino tinto, poesía y música.
Hagamos circular sus ediciones. Armemos otras.
Hagamos algo para no extrañarlo.